jueves, 17 de enero de 2013

Dietas bajas en grasa



La obesidad y el sobrepeso son males que afectan a más personas en el mundo; sumado a la inactividad física, los malos hábitos alimenticios se presentan como actores principales en el aumento de peso que tanto aqueja a las personas. La gente quiere verse bien, sentirse bien, pero no sabe como lograrlo. ¿Qué dietas me ayudan a perder peso?, es la pregunta que muchos hacen. Antes de intentar dar una respuesta a este interrogante tengamos claro que no todos los regímenes funcionan de la misma forma en todas las personas; factores como la edad, la estatura, el sexo y los antecedentes médicos determinan el éxito o fracaso de una dieta en especial.

Las dietas bajas en grasa que se describen a continuación se caracterizan por desintoxicar el organismo y permitir que la persona pierda peso de forma rápida. No es recomendable extender la práctica de estas dietas más allá del tiempo estipulado; una breve descripción nos brindará más herramientas a la hora de pensar en llevarlas a la práctica. Image by jason.lengstorf

La clave de toda dieta es reducir el consumo de calorías en la alimentación regular. Las grasas contienen más calorías por cada gramo que los carbohidratos y las proteínas, por lo tanto al limitar su consumo se evita ingerir un alto número de estos elementos que luego se convertirán en grasa que irá a parar a nuestra zona abdominal. Si nos abstenemos de consumir 10 gramos de grasa por día es como si estuviéramos eliminando un aproximado de 90 calorías, y quizá más importante aún, evitamos el aumento desbordado en nuestros niveles de colesterol y con ello prevenimos enfermedades como  ateroesclerosis y demás problemas del corazón. 

Las dietas rápidas basadas en la reducción de grasas apuntan a las frutas y los carbohidratos como los principales elementos para conformar nuestros platillos; la dieta de Beverly Hills, por ejemplo, enfoca su metodología en la rotación de los alimentos en diferentes ciclos; un tiempo determinado para comer solo frutas, después se come únicamente pan; para finalizar se consumen solo grasas y se finaliza con las proteínas. No es recomendable extender la práctica de este sistema más allá de las seis semanas. Es una dieta bastante desbalanceada, además que científicamente no se ha podido demostrar su efectividad.

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