La obesidad y el sobrepeso son males que afectan a más
personas en el mundo; sumado a la inactividad física, los malos hábitos
alimenticios se presentan como actores principales en el aumento de peso que
tanto aqueja a las personas. La gente quiere verse bien, sentirse bien, pero no
sabe como lograrlo. ¿Qué dietas me ayudan a perder peso?, es la pregunta que muchos hacen.
Antes de intentar dar una respuesta a este interrogante tengamos claro que no
todos los regímenes funcionan de la misma forma en todas las personas; factores
como la edad, la estatura, el sexo y los antecedentes médicos determinan el
éxito o fracaso de una dieta en especial.
Las dietas bajas en grasa que se describen a continuación se
caracterizan por desintoxicar el organismo y permitir que la persona pierda
peso de forma rápida. No es recomendable extender la práctica de estas dietas
más allá del tiempo estipulado; una breve descripción nos brindará más herramientas
a la hora de pensar en llevarlas a la práctica. Image by jason.lengstorf
La clave de toda dieta es reducir el consumo de calorías en
la alimentación regular. Las grasas contienen más calorías por cada gramo que
los carbohidratos y las proteínas, por lo tanto al limitar su consumo se evita
ingerir un alto número de estos elementos que luego se convertirán en grasa que
irá a parar a nuestra zona abdominal. Si nos abstenemos de consumir 10 gramos
de grasa por día es como si estuviéramos eliminando un aproximado de 90
calorías, y quizá más importante aún, evitamos el aumento desbordado en nuestros
niveles de colesterol y con ello prevenimos enfermedades como ateroesclerosis y demás problemas del corazón.
Las dietas rápidas basadas en la reducción de grasas apuntan
a las frutas y los carbohidratos como los principales elementos para conformar
nuestros platillos; la dieta de Beverly Hills, por ejemplo, enfoca su
metodología en la rotación de los alimentos en diferentes ciclos; un tiempo
determinado para comer solo frutas, después se come únicamente pan; para
finalizar se consumen solo grasas y se finaliza con las proteínas. No es
recomendable extender la práctica de este sistema más allá de las seis semanas.
Es una dieta bastante desbalanceada, además que científicamente no se ha podido
demostrar su efectividad.